
Partió con las primeras luces
que sus ojos carcomidos vieron,
extendidas las manos,
tropezando con cadáveres,
la lengua seca y colgante,
la mentira en su frente galopante.
Partió
y
yo
descansé.
Y
hoy
supiro,
es el alivio.
El vino en su nobleza
festeja conmigo
esta ausencia
que es mi castigo.
La realidad
de tu partida
me mantiene
con vida.
Rio….
1 comentario:
Qué hermosura este poema. Triste, sentido, fuerte y sin embargo tan lleno de esa emoción que no puede describirse...
Hacía mucho que no pasba por tu blog, cada vez más lindo.
Beso enorme, Casa ;)
Jesica
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